De acuerdo con lo cocido en las altas esferas políticas, para ser candidato de centro-izquierda, Amaya Rodríguez se tendrá que ganar el derecho en una consulta interpartidista, que no le hace mucha gracia y en la cual debería medirse con viejos zorros, que no están dispuestos a darle paso franco hacia la Casa de Nariño.
Esta realidad requeriría enfrentarla, porque el presidente Gustavo Petro, no quiere imponer candidato para que lo suceda, una actitud que no favorece en nada al actual mandatario boyacense, como tampoco lo ha sido con la ejecución de los proyectos estratégicos en el Plan Nacional de Desarrollo: Colombia Potencia de la Vida, en Boyacá.
Ante este panorama, Amaya Rodríguez necesitaría jugarse la aspiración de representar al centro-izquierda, con sus propios kilates verdes, los que hasta el momento no tienen un peso específico conocido en las encuestas de opinión, debido a que todavía no se puede medir el grado de favorabilidad, porque no es candidato oficial.
Si falla en el intento, después de haber renunciado a la Gobernación de Boyacá, su proyecto político se vería seriamente lastrado, teniendo encuenta que en unas eventuales elecciones atípicas, no tendría mucho que mostrar, dado el incumplimiento y el recorte del recursos del Gobierno nacional, que es con lo que podía contar para hacer realidad el "Gran Boyacá".
En definitiva, la posibilidad de que Carlos Amaya se gane el premio mayor de la Presidencia de la República, pasa por varios cedazos, en los que no sabe que va a quedar después de cernir lo que deberá enfrentar en una consulta interpartidista y las propias elecciones presidenciales.
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